domingo, 1 de noviembre de 2020

The 30-Day Minimalism Game

Hace años inicie este Blog cuando note que necesitaba hacer algo extremo con el desorden de mi casa que una y otra vez volvía y me estaba convirtiendo en una madre, esposa y trabajadora “idiota” (piensen en esta palabra como alguien que se enoja por todo).😇

Intenté con el método Konmari, pero no lo terminé, intenté con Dan Sha Ri, y, si bien este concepto me agrado mucho, no me di el trabajo de hacer una limpieza a fondo, y el mes de octubre 2020 decidí iniciar el método “The 30-Day Minimalism Game” propuestos por los minimalistas Joshua Fields Millburn y Ryan Nicodemus en su pagina Web y, curiosamente, este método si lo realicé completito. No me solucionó la vida y no sé si lo haría otra vez, pero si debo admitir que tengo una sensación de triunfo, de trabajar por 30 días seguidos a pesar de que a veces me sentía cansada, estresada u ocupada, toda esta historia esta en mi página de Facebook “Juguemos a minimizar”.

Aprendizajes en estos 30 días

Cada experiencia entrega un aprendizaje, un descubrimiento de uno mismo o un despertar más de nuestra conciencia. A veces, el simple hecho de ordenar o limpiar una casa pareciera que es un acto simple y cotidiano, que en la superficie no entrega mucho, pero la verdad es que es tan potente y significativo que los monjes budistas transforman las tareas del hogar en crecimiento espiritual (del libro “Manual de limpieza de un monje budista” de Keisuke Matsumoto) y para mí, este juego de los 30 días de minimalismo me hizo reflexionar sobre varias cosas.

Dejar de llorar por el desorden y comenzar a actuar.😁

Reflexionar sobre el minimalismo, honestamente, no soy minimalista y no sé si llegue a ser de esas minimalistas extremos que solo tienen una cuchara y un plato, para mí, lo esencial es quedarme con aquellos objetos que tiene una relación conmigo ahora en el presente, ya sea porque son útiles o me gustan, aún tengo trabajo que hacer pero estoy bastante satisfecha conmigo misma de no haberme detenido ni una sola vez.

Si puedo ser perseverante cuando me lo propongo, tengo que admitir que varias veces quise tirar la esponja, pero no lo hice, me propuse no parar de eliminar cosas todos los días y lo logre.💪

Me estreso poner un número, a veces me costó llegar a las 20 cosas, además, pensaba, que cuento, por ejemplo, los papeles, tengo muchos, más de 20, pero… ¿cuento hoja por hoja o solo es un solo paquete de papeles? Esto me causo un poco de estrés, sobre todo al principio, luego ya me relajé y dejé que todo fluyera.

Me despedí de muchas versiones de mí misma… de Bárbaras que fui, es decir, me encontré con cosas que tenía guardadas, como mis poemas, y me despedí de ellos y al mismo tiempo de una parte de mi que ya no soy, fui poeta hace 20 años, ya no, y eso está bien, no digo que nunca más en la vida voy a escribir poesía, no es eso, es solo que las palabras de mi yo de hace 20 años ya no me identificaban, podría haber reescrito todos esos poemas porque no eran tan malos, podría haberlos mejorado y tal vez publicado pero, ¿la Bárbara de ahora quiere hacer ese trabajo? No, la verdad es que no me interesa y si en 20 años quiero volver a escribir poesía, prefiero hacerlo desde cero, y este ejercicio, el pensar si el yo de ahora quiere hacerse cargo de tareas a medio hacer de mi Bárbara de antes y tuve muchos NO.

Arreglé todo lo que un día dije que repararía, como mandar a poner cierre a mis botas o ponerle los tirantes a la mochila de mi hija.

Recicle en serio, la pelota de calcetines que mi perro aún utiliza, la bajada de ducha hecha de trapillo y tengo un proyecto de papel reciclado que espero compartir pronto. Me propuse, y espero seguir cumpliendo, terminar todos estos proyectos míos de manualidades y reciclaje.

Gane dinero vendiendo algunas de las cosas que ya no uso, una blusa, un libro, y aún tengo más objetos que quiero vender, me propuse que lo intentaría la próxima semana, si no las vendo, las donaré. El intercambio monetario fue fabuloso, tal vez el valor monetario no fue tan elevado, pero esta sensación de que no estás botando las cosas a la basura, sino que se las estás entregando a alguien que de verdad les da valor que hasta te paga por ellas es fabuloso.

Encontré tesoros, mi pluma, mis DVDs de Zumba, y, lo mejor de todo, las cartas de mi mamá y papá cuando viví EJE. Mi padre murió hace más de 15 años, antes de que yo saliera de la universidad, no me vio con mi título de ingeniero (ni con el de profe ni con mi master), ni casada, ni con hijos y tenía esta sensación de que no alcanzo a sentirse orgulloso de mi. El año pasado me llegó una caja con papeles que había guardado desde la adolescencia hasta que me casé. y ahí estaban, ambas cartas, dónde mis padres me decían  lo orgullos que estaban de mi. 💓

Done, es muy satisfactoria la sensación de dar a otro algo que ya no usas, encontré cosas que solo estaban juntando polvo y decidí regalarlas a alguien que le dé un mejor uso y las deje ir, me costó menos de lo que pensaba y estoy agradecida de haber tenido tanto y poder compartir.

Crecí, y seguiré creciendo en este proceso de minimalismo.

Y si, recomiendo este juego a todos los que quieran obligarse a ir deshaciéndose de cosas, sobre todos aquellos que no saben como iniciar con el despojarse de cosas.

Desafío para noviembre: Preparar mi casa para Navidad…